Seguro que si comentamos en algún sitio nuestro deseos de abrir un negocio, las primeras reacciones serán un ¡estás loco, o ahora no es el tiempo, o veras que pronto se ve cerrado! Ser una persona emprendedora en estos tiempos tiene muchas trabas, pero es la única manera de asegurarse un buen empleo de por vida, si se juegan bien las cartas y pone uno de su parte es probable que la jubilación sea en un negocio propio que pueden heredar los hijos algún día. Claro lo que no se puede hacer es abrir un negocio solo porque está de moda, un negocio se abre con conocimiento de causa, sabiendo lo que hacemos y como lo debemos enfrentar, un negocio hay que saber llevarlo y si no somos al menos profesionales es cuando estaremos dando la razón a todos cuantos vieron como una locura que se abriera ese negocio. Por ejemplo si nos dedicamos al sector de la hostelería debemos saber que es un mundo complicado en el que hay que invertir mucho dinero y hacer las cosas muy bien si lo que se quiere es llevarse el gato al agua.
Por supuesto antes de comenzar hay que saber que los mejores productos son los que llaman a la clientela, que cuando vemos un negocio hasta la bandera y hasta con lista de espera no es porque le cae muy bien el camarero que le atendió la última vez, sino porque la materia prima es sin duda de la mejor y el chef consigue dar ese toque que a la gente sin duda gusta. En cuanto al resto de cosas como son las bebidas los manteles hosteleria incluso los empapadores cama para la zona del hotel se deben elegir en las mejores empresas por supuesto de mano de especialistas, es verdad que las toallas de los chinos pueden estar muy bien y apañarnos cuando nos duchamos en casa, pero para cara al público lo mejor es gastar un poquito más y asegurarnos de que el cliente queda satisfecho.
Cada uno debe cumplir con sus expectativas, y sin son las de abrir un negocio pues adelante, ¿quién dijo miedo? Eso sí siempre teniendo en cuenta ese tipo de factores que son sin duda los que van hacer que nuestro negocio vaya viento en popa y no haya que girar el timón hacia la destrucción.